El descontrol es aterrador. Perder la noción del racionalismo propio y su sentido común es la apología que suplico desaparezca.
Sentido "común", basta del chantaje en la dialéctica si jamás fue humana.
Rebuscando entre verdades que jamás fueron absolutas, ¿cuál es el camino?,
¿es acaso ignorancia seguir todo lo que implica simbolizar el " corazón "?,
¿dónde quedamos y qué somos sin el pasado y el parloteo de un difunto pensante?
El cinismo es un camino corto a la conformación. La adultez de los valores es la desintegración del alma más animal, del alma más humana.
¿Qué poder te ganas, siniestro objeto de la confusión?,
¿cuál es la semejante entretención de revolotear los cajones de equivocación?.
Déjame errar, sucio prójimo, déjame caer y gritar celebrando el dolor para introducir la risa exaltada y lunática. ¿Acaso no te luce expectante la inmoralidad peculiar?. Y TE ESCUPO, porque te repugna mi carencia de inteligencia emocional.
Yo, YO, YO. ES CATASTRÓFICO Y SOBREACOJEDOR. Promueves la alcantarilla repleta de neuronas occidentales, desorientadas y emocionales.
Míralos tropezar con las lenguas por el piso maloliente de sus desechos. PROCLAMO GUERRA A LA INSEGURIDAD QUE ME CUBRE EL CONTROL.
Son palabras tan grandes que pueden caer en una gran mentira también. Tengo tanto miedo, tanto que me hundo en él, miedo, tanto miedo que me pudro en él, miedo, tanto miedo que me desvanezco en él. Quisiera ser tan poderosa y misteriosa como el miedo. Quiero ser un concepto de la falta, de la ausencia. Negar la existencia de un sí mismo es el primer portazo en los dientes.
A veces siento que te estoy perdiendo, para excusar que me pierdo a mi misma.
A veces creo que la solución es efectivamente saber decir adiós, no sé hacerlo porque no quiero hacerlo.
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