¿Qué será?, ¿qué demonios será?, ¿es que acaso no termina mi papel en ésta obra infernal? Miro cuanto veo y siempre está ahí, no puedo evitar fijar mi vista sólo ahí, mordiendo mi lengua y abrazando la cordura que no alcanza a escapar en el instante. No me puedo controlar, ¡¿Por qué aún no puedo?!.
Es como si me manejaran vuestros hilos hechos de arterias sangrantes, de un tono incluso un tanto azul. Sí, os hablo a ti, Recuerdo, ¡sí!, a ti que no se me hace tangible ni tu esencia, que me atrapas cada vez que me encuentras vulnerable.
Hace días vi una rata en pleno callejón, ella tranquila cumplía su papel de individuo instintivo en la faz de un inframundo inútilmente revertido; arriba en los rojos cielos, un gato vigilante a lo suculento de su vista...ZAP* los claros llantos parlados al francés, por parte del roedor, creaban una hermosa escena dramática, hasta el obsequio de su obra silenciosa, que claramente nos acotaba su defunción.Bien, compañero existente de mi estúpida insistencia, así me siento. Así me siento todos los días de mi Vida desde que volviste a reaparecer...claro, ignorando que jamás te fuiste.
Tus sucias garras intentan arañar violentamente mi espalda desnuda.
La desolada noche que os necesite, os informaré urgentemente, porque sé que algún día de ti viviré-hace poco dejé de hacerlo-, y de la éxtasis de pueriles emociones beberé. Sin embargo, ahora vete, por favor vete, que si yo no llego a tus difusas manos, no vengáis tú a las mías.
Dejad de asfixiarme en cada brote de bello firmamento.
Dejad de torturarme con el fulgor de mi antigua y ya muerta amante, la Luna.
Dejad ya de una vez, que la sangre no parará luego de vuestro acto, no podréis arrepentiros.
Calla, sólo calla y acariciaré vuestras inquietudes, sólo cerrad vuestros claros y profundos ojos, oh' Memoria, que maldita has ya nacido y maldita morirás en un atardecer, cuando el Sol ya se apuñale a sí mismo.
No dejéis que los monstruos os devoren.
Abrid las puertas que yacen entre las ramas de aquel antiguo bosque, vanamente imaginado por infantes. Abridlas y sigue la luz roja del hada gris. Cuando hayáis encontrado al mendigo de mínimas proporciones, ahogándolo en el río que Dios ha puesto a tu izquierda, canta un Ave María, en latín.
Maldito Morfeo, sois.~
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